El aprendizaje académico tiene siempre más de un significado debido a que contribuyen al éxito de diferentes metas. Sin embargo, no todas las metas tienen la misma importancia para cada uno de los estudiantes.
De acuerdo con los estudios de (Alonso Tapia) y como señalan otros autores (Covington,Eccles, Wigfield, Eccles, Wigfield y Schiefele), los estudiantes afrontan su trabajo de aprendizaje con más o menos interés y esfuerzo debido a tres tipos de factores:
- El significado que el estudiante tiene que conseguir aprender lo que le propone el docente, el significado que depende de los tipos de metas u objetivos a cuya consecución conceden más importancia.
- Las posibilidades que los estudiantes consideran que tienen de superar las dificultades que conlleva el lograr los aprendizajes propuestos por los docentes, la atención que depende en gran medida de la experiencia de saber o no cómo afrontar las dificultades específicas que se encuentran.
- El tiempo y esfuerzo, que los estudiantes intuyen que les va a llevar lograr los aprendizajes, incluso considerándose capaces de superar las dificultades y lograr los aprendizajes.
Estas 3 importancias varían tanto en función de la orientación personal de los estudiantes, como de las distintas situaciones que enfrentan a lo largo de su vida académica. Ahora bien, teniendo en cuenta que las diferentes metas a menudo tienen efectos opuestos sobre el esfuerzo con que los estudiantes desafían en el aprendizaje.
El aprendizaje para los estudiantes es la posibilita de incrementar sus capacidades, haciéndoles más competentes, y haciendo que disfruten con el uso de las mismas. Cuando esto ocurre se dice que el estudiante trabaja íntimamente motivado, siendo capaz de quedarse concentrado en su trabajo, superando el aburrimiento y la ansiedad, buscando información espontáneamente y pidiendo ayuda si es realmente necesaria para resolver los problemas que encuentra en la vida cotidiana, llegando a autorregular su proceso de aprendizaje que, de un modo u otro, llega a plantearse como el logro de un proyecto personal. Conseguir que los estudiantes afronten el aprendizaje atribuyéndole el significado señalado tiene efectos máximamente positivos, lo que los expertos plantea es saber qué característica debe reunir el método de enseñanza que el docente seleccione al momento de impartir la clases.
El aprendizaje se realiza en un contexto social que contribuye a las atribuirle de otros significados. Al aplicar el esfuerzo por aprender puede ser más o menos interesante dependiendo del significado funcional de lo que se aprende. Realmente el estudiante busca aprender algo útil, y que la utilidad sea relativa: entender un principio, resolver un problema, facilitar nuevos aprendizajes, facilitar aprendizajes que facilitan el acceso a distintos estudios, al mundo profesional en general, etc. Si el estudiante no percibe la utilidad de lo que esta aprendiendo, el interés y el esfuerzo tienden a disminuir en la medida en que el estudiante se pregunte el punto de la utilidad. En la medida en que se perciban las múltiples utilidades, aumenta la probabilidad de que el interés y el esfuerzo se amplíen.
La utilidad del aprendizaje puede ser algo individual al mismo tiempo. El estudiar facilita el conocimiento de conceptos o procedimientos que facilitan la comprensión y el aprendizaje de otros más complejos que, contribuyen a la adquisición de capacidades más generales. El esfuerzo y el aprendizaje se pueden apreciar como útiles porque facilitan la obtención de estímulos externos. La ausencia de estímulos externos puede ser una causa de la falta de motivación, por lo que en tales. Sin embargo, el hecho de que para un estudiante su motivación primaria para aprender dependa de estímulos externos no siempre tiene efectos positivos. A menudo estos ayudan a hacer desaparecer el interés personal que puede tener la realización de una asignación, haciendo que los estudiantes se esfuercen sólo cuando consideran que su realización les va a aportar algún beneficio externo.
La actividad académica puede tener otros significados. En los contextos académicos, tanto la actividad de los estudiantes al tratar de aprender como la obtención o no de los logros perseguidos es objeto de evaluación. Conseguir calificaciones positivas da seguridad, una seguridad que es básica, razón por la que los estudiantes estudian sobre todo para aprobar. La amenaza de notas desfavorables tiende a hacer que aumente el número de asignaciones concluidas, pero suele favorecer el aprendizaje mecánico y memorístico frente a la elaboración de la información que posibilita un aprendizaje significativo. La amenaza de una evaluación adversa puede que aumente ciertos rendimientos, pero cualitativamente su efecto sobre el aprendizaje es negativo.
La actividad académica ligado a la evaluación, cobra significado favorable en la medida en que los resultados contribuyen a preservar o aumentar la autoestima, y significado desfavorable en caso contrario. Sin embargo, el hecho de que los estudiantes afronten su trabajo académico atendiendo sobre todo a la posibilidad mencionada tiende a inhabilitar actividades como preguntar, participar, etc., que podrían contribuir a facilitar el aprendizaje, así como a estimular la adopción de estrategias que garanticen su consecución en vez de otras que podrían facilitar un aprendizaje significativo. Este efecto se produce tanto más cuanto mayor es el miedo a fracasar, y lleva a los estudiantes a tratar de evitar las situaciones de aprendizaje.
Como ya asentó Charms, trabajar sin sentirse obligado, a ser posible en torno a proyectos de desarrollo personal que uno elige, o dicho de otro modo, sentir que se actúa de forma autónoma, controlando la propia conducta, es positivo y facilita la autorregulación, al contrario de lo que ocurre cuando uno se siente marioneta en manos de las personas que le obligan a estar en clase. Si un estudiante se siente así, obligado, desaparece el esfuerzo y el interés y aumentan sobre todo las conductas orientadas a salir como sea de la situación. La actividad académica no se realiza de forma impersonal, sino en un contexto social en que las relaciones entre docentes y estudiantes pueden afectar al grado de aceptación personal y afecto que éstos experimentan de parte de aquellos.
Cada estudiante busca sentirse aceptado como es. Por ello, si por la razón que sea un estudiante experimenta rechazo por parte del docente o, simplemente, que éste prefiere y trata de favorecer a los demás más que a él mismo, si puede procurará evitar la situación y, si no puede, se sentirá obligado, lo que no favorece en modo alguno su motivación por aprender.
El conjunto de consecuencias que se derivan del distinto conocimientos que la actividad académica puede tener para los estudiantes, ha traído el análisis de las consecuencias potenciales que se derivan de los modos de actuación del docente en relación con las distintas metas que persiguen los estudiantes para crear el entorno de aprendizaje que estimulen el interés y el esfuerzo de éstos por aprender (Alonso Tapia, Ames). La motivación depende no sólo del significado de la actividad, sino también de saber cómo afrontar las tareas de aprendizaje y, en particular, las dificultades con que se encuentran.
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