En la actualidad, uno de los factores que influye de manera sustancial en la desigualdad de oportunidades para el desarrollo pleno de las facultades de las personas en sus relaciones laborales, es el acoso laboral el que hoy es identificado como mobbing, lo cual expresa el proceso de atormentar, hostigar o aterrorizar psicológicamente a otros en el trabajo.
El acoso laboral o mobbing, de acuerdo a los expertos se manifiesta con mayor intensidad en la mujer, la que sufre una conducta abusiva y hostil, ya sea por parte del empleador, sus jefes o superiores o los compañeros de trabajo. Si no se atiende esta conducta sistemática a tiempo, termina en humillar y denigrar al trabajador, la cual ocasiona daños psíquicos y psicosomáticos, los que se traducen en un acoso moral que repercuten en la salud y desempeño laboral de la víctima.
La importancia que tiene poder identificarlo en el ámbito laboral educativo, es porque hoy día, la Sociedad del Conocimiento influye para que la competitividad de las empresas tenga una base en el trabajador, donde su creatividad, la confianza, para alcanzar la calidad en los círculos de productividad, y el trabajo en equipo, donde el centro de estos mecanismos es sin duda el trabajador, pero si éste se siente acosado psicológicamente en su lugar de trabajo, los factores que podrían determinar el éxito de las instituciones educativas para alcanzar la hiper competitividad se incapacita, ya que el fenómeno del mobbing, determina que esas condiciones no se generen en el aula de clases.
Las causas para que se de este fenómeno es la institución educativa, ya que depende de la forma de organización, las condiciones en la organización, la insensibilidad para atender los asuntos inmediatos y las condiciones económicas donde el desempleo se convierte en un elemento potencial para generalizar el fenómeno de la violencia psicológica en el ámbito laboral.
La detención y control del acoso psicológico en el trabajo traerá beneficios para toda la organización, puesto que las consecuencias negativas no sólo las padecen las personas afectadas, sino también las instituciones educativas; en tanto que es un problema que afecta a la rentabilidad y a la eficacia económica, por el absentismo que implica, por la reducción de la productividad de las personas afectadas y/o por el pago de indemnizaciones a los trabajadores despedidos, entre otras.
Lo más difícil del acoso psicológico en la labor educativa es detectar cuándo comienza y por qué. En general, la víctima empieza a percibir agresiones solapadas o abiertas, pero no se da cuenta de la situación total que vive y muchas veces se siente culpable. Esto dificulta la capacidad de reaccionar de la persona, por lo que la percepción del problema coincide ya con un grave deterioro de su salud. Todo esto, puede comenzar con algún pequeño acto aparentemente banal, que se convierte en el primer eslabón de una perversa cadena de humillaciones, maltratos y vejaciones, cuyo fin es desestabilizar psicológicamente a la víctima y lograr, finalmente, que renuncie a su puesto de trabajo.
En síntesis, nunca como hasta ahora se había percibido al trabajo como fuente de patología. La táctica utilizada en el acoso psicológico en la labor educativa consiste en desgastar psicológicamente al empleado hasta conseguir que se autoexcluya. La víctima va deteriorándose profesional y psicológicamente hasta perder su capacidad de autoestima, luego cae en la depresión, enfermedades psicosomáticas, insomnio, alcoholismo e, incluso, el suicidio.
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