Los trastornos de ansiedad han establecido una problemática frecuente entre los adolescentes por lo que desafortunadamente ha ido incrementado en las últimas décadas. De acuerdo con el autor Zannin, “La edad de aparición es muy variable ya que existen personas que desde la infancia comienzan a presentar algunos síntomas que se van intensificando conforme llega a la edad adulta. La fobia social y las fobias especificas pueden aparecer en edades tan tempranas como los 10 años de edad”.
La adolescencia se divide en tres etapas:
1. 12-14 años adolescencia inicial.
La adolescencia se divide en tres etapas:
1. 12-14 años adolescencia inicial.
Durante la adolescencia inicial existen cambios de su personalidad, disminuye el interés que se tenía hacia sus padres, ocurren variaciones en el estado de ánimo, inseguridad por sus aspectos físicos, curiosidad sexual como es la primera menstruación en las mujeres y la primera masturbación en caso de los hombres.
2. 15-17 años adolescencia media.
En la adolescencia media aparecen sentimientos de omnipotencia y de invulnerabilidad, influyen más los pares que sus propios padres, aumenta la capacidad intelectual y de creatividad.
3. 18-21 años adolescencia tardía.
En la adolescencia tardía, aprende a vivir con los valores de la madurez y de la responsabilidad, tiene la conciencia más racional y realista.
El ambiente y situaciones que nos rodea en momentos nos generan dosis de tensión, ocasionando un estado de intranquilidad y malestar en el adolescente provocando dolencias físicas. Estos malestares o síntomas de ansiedad pueden presentarse en diferentes intensidades incluso llegando a ser crónicas, convirtiéndose en trastornos psiquiátricos en la edad adulta.
Por esta razón, es considerable un diagnóstico a realizarse apenas aparezcan síntomas predominantes para lograr un tratamiento eficaz. La salud mental es un proceso evolutivo y dinámico de la vida donde intervienen múltiples factores para una relación de equilibrio entre las capacidades del individuo y las demandas sociales. De acuerdo, a estudios internacionales, en todo el mundo hasta un 20 % de los niños y adolescentes padecen de una enfermedad mental discapacitante, y un 3 o 4 % requiere tratamiento.
Según el autor Almirón, “La ansiedad es una emoción normal que todas las personas hemos experimentado, y que forma parte de los mecanismos básicos de supervivencia en la cual provoca una respuesta a situaciones del medio que nos resultan sorpresivas, nuevas o amenazantes.” El término ansiedad puede tener varios significados como: un estado de ánimo transitorio de tensión (sentimiento), un reflejo de la toma de conciencia de un peligro (miedo), un deseo intenso (anhelo), una respuesta fisiológica ante una demanda (estrés) y/o un estado de sufrimiento mórbido (trastorno de ansiedad)”.
En síntesis, la ansiedad, aparte de considerarse una respuesta emocional ante al estrés, es una respuesta emocional de alerta ante una amenaza que incluso se puede originar sin principios estresantes. Los adolescentes y adultos que experimentan ansiedad en sus vidas han ido estableciendo una problemática frecuente que se ha incrementado en las últimas décadas. Algunos síntomas que ayudan a detectarla son: la inseguridad, el temor, la preocupación, pensamientos negativos y el temor anticipado. A veces se acompañan de síntomas somáticos: cardiovasculares, taquicardia, hipertensión arterial, sensaciones de falta de aire, dolores abdominales, sequedad de boca, transpiración profusa, cefaleas y contracturas musculares, entre otras que se detallarán posteriormente. La ansiedad puede presentarse como patológico al igual como un trastorno.
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