Hoy en día, es importante recordar que el hombre es una entidad global formada por tres dimensiones, biológica, psicológica y social, que dan lugar a manifestaciones biosociales, psicobiológicas y psicosociales del desarrollo. Como pilar y puente entre la persona y el ambiente en el que ésta se desenvuelve, y también como conexión entre muchas de las operaciones humanas entre sí, se encuentra la motricidad, la cual repercute en tres grandes áreas: biomotriz, psicomotriz y sociomotriz. Por ende, la práctica deportiva puede hacerse partícipe de la formación integral de los estudiantes, puesto que guarda relación con todos estos elementos, no limitándose únicamente a las repercusiones físicas, sino teniendo asimismo una gran capacidad de influencia sobre las funciones psicológicas y sociales.
Pero, es importante señalar que hasta hace poco, cuando se hablaba del desarrollo de la persona se hacía casi exclusivamente refiriéndose a las primeras edades, hasta llegar a la adolescencia. No obstante, actualmente la consideración de la persona desde la perspectiva del ciclo vital, hace que contemplemos el desarrollo del ser humano durante toda su vida. Este nuevo enfoque, además de admitir una valiosa perspectiva filosófica y social, aporta un nuevo modelo de educación, una educación permanente, una educación que se extiende a lo largo de toda la vida de la persona.
Expresar que el deporte contiene en sí mismo una importante aglomeración de valores, tanto sociales como personales, y que revierten en beneficio de sus practicantes, no se cree que sea una aportación novedosa, puesto que ya los investigadores divulgaron el valor del deporte como formador del carácter. El autor Arnold, nos recuerda la creencia tradicional de que a través de la participación en juegos y deportes surgen cualidades tan admirables como lealtad, cooperación, valor, resolución, fuerza de voluntad, dominio de sí mismo, resistencia, perseverancia o determinación. Sin embargo, aunque el deporte viene estableciéndose como parte de la educación y la cultura de la humanidad desde los tiempos más remotos, a lo largo de la historia ha pasado por diferentes acontecimientos, disfrutado de unas épocas de florecimiento y auge, en las cuales se ha dado tanta importancia a la formación del cuerpo como a la del espíritu, y sufriendo otras en las que el ostracismo y el olvido han relegado lo físico a un segundo plano.
En las últimas décadas el deporte ha dejado de constituir un espectáculo de distracción para ser considerado, nuevamente, como una excelente herramienta para la educación integral de las personas. Así, viene destacando su valor formativo desde los primeros días de nacimiento del individuo, favoreciendo su desarrollo motor y psicomotor; pasando por el proceso de socialización del período dedicado al deporte y actividad física en el medio escolar; siguiendo con la práctica física y deportiva a lo largo de la juventud y madurez, unas veces como medio de relajación del estrés cotidiano, otras como complemento de ocio; hasta ser considerado útil, finalmente, como medio de estimulación del ánimo de vida y de activación psicosocial en la vejez, sin olvidar otros muchos beneficios para la salud física y mental.
En síntesis, frente a la defensa del valor del deporte como importante herramienta para la educación integral del ser humano, igualmente se levantan voces críticas que resaltan su lado oscuro. Es por ello, que hoy debemos reflexionar sobre el desarrollo de destrezas, ya que esto exige un alto nivel de conocimientos pedagógicos – didácticos, desde el momento en que se inicia la clase dando objetivos, contenidos, métodos, medidas y medios, se puede lograr una alta calidad metodológica y como todo proceso pedagógico en el desarrollo de destrezas deportivas, se efectúa una interacción constante entre conducidos y conductores. Esto les permite a los docentes, enfocar el proceso de desarrollo de las destrezas desde ambos lados o sea como proceso de enseñanza y de aprendizaje. El aprendizaje motor es un proceso de acciones continua que apunta al rendimiento del movimiento. El aprendizaje motor es la adquisición, aplicación y mantenimiento de las destrezas motoras.
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