El espacio de las emociones en el aula de clases, es un espacio fundado dentro del salón para que los estudiantes puedan vivir sus emociones sin reprimirlas, y sin interrumpir la dinámica de la clase. De acuerdo con algunos especialistas, el enfado y la tristeza impiden que los educandos estén disponibles para el aprendizaje ya que el cerebro da prioridad a la emoción, y como consecuencia, no puede focalizar su atención en otro asunto hasta haber resuelto ese tema. Así, por mucho que se esfuerce, el educando tendrá serias dificultades para concentrarse llegando incluso a sentirse culpable y frustrado.
La realidad es que, aunque las personas no pueden luchar contra su organismo; de ahí la importancia de crear un espacio en el que pueda atender esta urgencia. Un espacio para atravesar su emoción sin reprimirla y poder recuperar la tranquilidad, para volver a estar disponible mientras los compañeros continúan con sus labores sin interrupciones.
Es importante que los docentes tengan presente, estos breves consejos para que se animen a crear su propio espacio de las emociones dentro del aula y disfruten todos de sus resultados:
1. Busca un lugar íntimo.
2. Crea conciencia de respeto.
3. Diseña y construye una casita.
4. Introducir un cojín o almohada.
Pero, ¿cuándo deben actuar los docentes?
1. Cuando se sienten los educandos inquietos, sin paz; y deben salir cuando se recupera la calma.
2. Cuando se necesite identificar las emociones.
3. Cuando se desee observar las emociones.
4. Para identificar los conflictos.
5. Para expresar y búsqueda de soluciones.
En síntesis, el enfado o la tristeza impiden que el educando aprenda porque el cerebro da prioridad a la emoción, y como consecuencia, no puede focalizar su atención en otro asunto hasta haber resuelto ese tema. Aprende cómo crear un espacio donde los estudiantes puedan reflexionar y tranquilizar sus inquietudes.
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