El perfil de la buena enseñanza presume que los profesionales que laboran en las aulas de clases, antes que nada, son educadores comprometidos con la formación de sus estudiantes. Se presume que, para lograr la buena enseñanza, los docentes se envuelven como personas en la actividad, con todas sus capacidades y sus valores. De otra manera, no lograrían la interrelación empática con sus estudiantes, que hace irreemplazable la tarea docente.
Sin embargo, este perfil reconoce la complejidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje y los variados contextos culturales en que éstos ocurren, tomando en cuenta las necesidades de desarrollo de conocimientos y competencias por parte de los docentes, tanto en materias a ser aprendidas como en estrategias para enseñarlas; la generación de ambientes propicios para el aprendizaje de todos sus estudiantes; como la responsabilidad de los docentes sobre el mejoramiento de los logros estudiantiles.
El perfil busca representar todas las responsabilidades de un docente en el desarrollo de su trabajo diario, tanto las que asume en el aula como en la escuela y su comunidad, que favorecen significativamente al éxito de un docente con sus estudiantes. Este instrumento no pretende ser un perfil rígido de análisis que limite o restrinja los desempeños de los docentes; por el contrario, solo busca contribuir al mejoramiento de la enseñanza a través de un trayecto, capaz de guiar a los docente y estudiantes en sus primeras experiencias en la sala de clases, una estructura para ayudar a los docentes más experimentados a ser más efectivos, y en general, un marco socialmente compartido que permita a cada docente y a la profesión en su conjunto enfocar sus esfuerzos de mejoramiento, asumir la riqueza de la profesión docente, mirarse a sí mismos, evaluar su desempeño y potenciar su desarrollo profesional, para mejorar la calidad de la educación.
El diseño de los criterios muestra los elementos específicos en los que deben centrarse los docentes. La continuación o unificador que recorre todo el perfil consiste en involucrar a todos los estudiantes en el aprendizaje de contenidos importantes. Todos los criterios del perfil están orientados a servir a este propósito básico.
Estas tres preguntas básicas son las que recorren el conjunto de este perfil de la buena enseñanza:
- ¿Qué es obligatorio saber?
- ¿Qué es inevitable saber hacer?
- ¿Qué tan bien, se debe hacer? o ¿Qué tan bien, se está haciendo?
Estas interrogaciones buscan respuestas a aspectos esenciales del ejercicio docente en cada uno de sus niveles, ya sea que orientemos nuestra mirada al nivel de dominios o, más desvinculaciones, al nivel de criterios o de los descriptores que componen cada criterio.
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