La inteligencia emocional, puede ser definida como la conciencia y la habilidad para conservar la armonía y cooperación entre mente, emoción y conducta y la capacidad para crear conductas apropiadas, que es necesario en la destreza del docente. Poseer conciencia de las emociones en el trabajo, dentro de nosotros y dentro de las otras personas en general crea una comunicación efectiva, productiva y satisfactoria. La inteligencia emocional aporta una guía, transforma y redirige la conducta de los individuos, de modo de que se ordene con los propósitos y deseos de cada individuo.
La inteligencia emocional debe ser una parte vital, básica e influyente del conjunto que debe tener cada docente en cada etapa del proceso de enseñanza. Una intensa autoconciencia tiene dos elementos principales los cuales son capaces de influir en las emociones, pensamientos y conducta de otras personas, y de provocar cambios en la comunicación, a voluntad del docente.
- La conciencia del docente y su sensibilidad a las preferencias conductuales, mentales y emocionales de su propio yo, reconocimiento de su ímpetu y adquisición de la habilidad para guiar y dirigir estas tendencias dentro de canales de una efectiva comunicación controlados por él mismo. Sin embargo, hay docentes que sin darse cuenta desarrollan simpatía y preferencia por algunos estudiantes, mientras que al mismo tiempo sienten indiferencia e incluso antipatía por otros. El modo de expresión, tono de voz, manera de dirigirse a una persona demuestra de manera no intencional su verdadero sentimiento por un estudiante u otro. Su acercamiento a un estudiante en particular, indulgente o agresiva, paciente o impaciente, radiante de satisfacción o insatisfacción, invitará a una reacción idéntica de parte de su estudiante. El docente debe darse cuenta de estos hechos y por tanto cambiar su conducta habitual hacia los estudiantes, la cual probablemente ya ha conducido a desventaja a su reputación. Este cambio le abrirá nuevas vías hacia unas relaciones mutuas convenientes entre él y sus estudiantes.
- La conciencia del docente y la sensibilidad a las tendencias fisiológicas, conductuales, mentales y emocionales de los demás, que lo habilita a convertir sus atributos en instrumentos de comunicación efectiva. Se debe enfatizar aquí que el docente debe también detectar la existencia de crisis y ansiedad entre sus estudiantes. Tan pronto como el docente ha diagnosticado estrés emocional en un estudiante, por la presencia de signos de impaciencia, agitación, desatención, pérdida de tiempo en cosas no conectadas con la clase, el docente debe dirigirse personalmente al estudiante con algo como “Me parece que hay insatisfacción en usted.”, “Me complacerá si usted está dispuesto a compartir conmigo sus inquietudes sobre el asunto”. Para aumentar su autoconciencia sobre sí mismo y sobre los otros, el docente puede hacer buen uso de los siguientes medios accesibles y aplicables.
- Uso de expresiones verbales de sentimientos: Es importante utilizar un lenguaje como “me parece que…”, “siento que…”, “me impresiona que…”, “por sus palabras parecería que…”, “veo que…”. Ya que las personas usan sus sentidos de visión y audición junto con sus sentimientos en general, cuando las personas relacionan los datos que les han dado, el empleo de las palabras del docente que están llenas de sentimientos coloca a éste al mismo nivel que sus estudiantes y esto prepara la atmósfera donde la comunicación fluirá libremente.
- Una sociedad de sentimiento y conocimiento: Cuando el docente imparte su conocimiento, debe vincular con expresiones de sus sentimientos. De esta forma deja al descubierto su satisfacción o insatisfacción con los métodos o teorías que está explicando. Al hacer esto señala sus reacciones internas en la clase que da y su disposición para oír los comentarios de sus estudiantes. Las exposiciones emocionales ayudan a la claridad de la situación.
- El reconocimiento del enlace entre pensamiento, sentimiento y reacción: Los procedimientos combinadas de mente, emoción y reacción instintiva nunca finalizan durante la vida de la persona. Algunas veces es la mente la que dirige la emoción hacia un tipo específico de reacción o patrón de conducta. Otras veces ciertos sentimientos tienen efectos destructivos sobre la mente, traduciéndose en tipos de conducta y reacciones. El docente debe sentir y hacerse consciente de estos procesos y saber cómo guiar a sus estudiantes en las aguas turbulentas del aprendizaje.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario