La educación del ser humano ha sido objeto de estudio y críticas durante toda la historia de la humanidad. Al hablar de medios apropiados para una innovación o transformación de la educación y de la práctica pedagógica, toca en primer lugar pensar qué será transformado. El ser humano está dotado no solamente de habilidades cognitivas, sino también de habilidades emocionales, sociales, morales, físicas y espirituales, todas ellas derivadas del más noble órgano de su cuerpo: el cerebro. En el cerebro encontramos la respuesta para la transformación y es en él donde ocurrirá la transformación: en el cerebro del docente y en el cerebro del estudiante.
Durante la evolución de las sociedades y de los sistemas educativos, varias corrientes pedagógicas perfeccionaron el quehacer del educador. Se abrieron las puertas de las instituciones educativas al conductismo, al constructivismo, al paradigma socio-cognitivo y a nuevas metodologías provenientes de diferentes líneas de pensamiento. Sin embargo, independiente de la línea o corriente que perfila a una institución o a un docente, existe un proceso que se da en todo contexto pedagógico: el de enseñanza-aprendizaje. Vinculadas a este proceso central, se encuentran varias habilidades y capacidades de tipo cognitivo, social, emocional, moral y físico que necesitan ser aprendidas, desarrolladas, practicadas y utilizadas, año tras año, para que se vayan conformando y consolidando las bases de todos los conocimientos posteriores.
En este sentido, viene surgiendo una nueva ciencia, la Neuroeducación como una nueva línea de pensamiento y acción que tiene como principal objetivo acercar a los agentes educativos a los conocimientos relacionados con el cerebro y el aprendizaje, considerando la unión entre la Pedagogía y la Psicología para considerar si esta nueva ciencia realmente es necesaria para la innovación y transformación los centros educativos y para el fortalecimiento de la calidad de la educación.
Existe interrogantes que ayudarían al ejercicio metal de los involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje, tal como:
1. ¿Qué sistemas de memoria están involucrados cuando los estudiantes aprenden datos?
2. ¿Qué estrategias originarán la retención de este aprendizaje?
3. ¿El éxito del aprendizaje está en la cantidad de veces que el educador repite un ejercicio y su significado?
4. ¿Cuáles son las diferencias entre las clases de cátedra y los proyectos con relación a la cantidad de información asimilada?
5. ¿Las emociones ejercen influencia en la memoria eventual?
Estas son algunas de las preguntas en lo que se refiere a la memoria, que está activada en las aulas de todos los centros educativos del mundo. El que un docente las responda de manera adecuada, va a depender de cuánto sabe él acerca de cómo el cerebro adquiere, almacena y evoca un aprendizaje.
En síntesis, el cerebro ha evolucionado para acompañar y enfrentar los desafíos del entorno, para educarse y educar, para hacer que el ser humano entienda el enorme potencial que lleva adentro. El cerebro llega a ser el guía de las nuevas investigaciones, que va llevando a los neurocientíficos a un entendimiento más amplio de un universo interior, capaz de concebir pensamientos, emociones, sentimientos y movimientos entre tantas otras habilidades que nos hacen diferentes de las demás especies en la tierra. Hoy, gracias a estas investigaciones, ya sabemos más acerca de lo que sucede durante el desarrollo prenatal, de las características de la primera infancia y la estupenda multiplicación de conexiones entre las neuronas en los primeros años de vida, así como hemos empezado a entender qué sucede en el cerebro de los adolescentes que les genera conductas y emociones tan características de esta etapa del desarrollo humano.
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