La evaluación de la labor docente y de los directivos educativos se hace parte de un compromiso con la calidad de la educación, que debe propiciar la reflexión permanente, tanto individual como colectiva, sobre las posibilidades de crecimiento personal y profesional del talento humano encargado de dirigir las instituciones educativas y de liderar los procesos de enseñanza y aprendizaje en las aulas de clases.
Esta evaluación constituye de una herramienta invaluable para el mejoramiento, a partir de la cual los docentes, directivos docentes e institutos educativos, podrán trazar estrategias que conduzcan a la adquisición y el desarrollo efectivo de las competencias que requieren los involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje para que los educandos puedan accedan a una educación de mayor calidad.
La evaluación de desempeño es un proceso que permite obtener información sobre el nivel de logro y los resultados de los docentes, en el ejercicio de sus responsabilidades en los establecimientos educativos en los que laboran. Se basa en el análisis del desempeño de los docentes y directivos docentes, frente a un conjunto de indicadores establecidos previamente.
La evaluación de desempeño se caracteriza por ser un proceso:
1. Continuo: porque se realiza durante todo el año escolar, para favorecer la reflexión permanente sobre los logros y los resultados de los docentes.
2. Sistemático: porque requiere de planeación y organización para obtener información confiable y representativa del desempeño de los educadores.
3. Basado en la evidencia: puesto que se respalda en pruebas y demostraciones concretas que garanticen objetividad.
4. Orientado al mejoramiento: este proceso debe culminar cada año con la formulación concertada entre evaluadores y evaluados, de un Plan de Desarrollo Personal y Profesional, que apoye el desarrollo individual de las competencias de los docentes, coordinadores, rectores y directores.
Por ende, la evaluación se le debe realizar en cualquier nivel de educación: preescolar, básica primaria, básica secundaria o media. A su vez, a los directivos docentes son de tres tipos: rectores, directores rurales y coordinadores. Lo que se pretende evaluar son las competencias de los involucrados en el proceso, que se definen como características internas de las personas, que implican la interacción entre conocimientos, habilidades y disposiciones. Las competencias se relacionan con el desempeño laboral de las personas, puesto que determinan su capacidad para enfrentar diferentes situaciones con creatividad y flexibilidad.
Para este proceso se evalúan las competencias funcionales y comportamentales de los docentes y los directivos docentes. Las funcionales, que tienen un valor del 70% sobre el resultado total de la evaluación, se refieren al desempeño de responsabilidades específicas. Las comportamentales, que constituyen el 30% de la evaluación, implican las actitudes, los valores, los intereses y las motivaciones con que los educadores cumplen sus funciones. Los evaluadores tienen un papel importante en la evaluación de desempeño. Son quienes propician un ambiente de colaboración y respeto que facilite el desarrollo personal y profesional de los docentes y directivos docentes evaluados.
En síntesis, en el caso de los docentes y los coordinadores, los evaluadores serán el rector o el director rural del establecimiento. A su vez, los rectores y los directores rurales serán evaluados por su superior jerárquico en la estructura de la secretaría de educación, o por el servidor público que sea designado por el nominador de la entidad territorial certificada correspondiente.
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