Para puntualizar cuáles serán las estrategias de enseñanza más apropiadas en cada situación real, además de las atenciones acerca de los contenidos disciplinares y de las formas de presentarlos a los estudiantes, es importante reflexionar sobre las características particulares de los estudiantes receptores de la enseñanza. Más allá de las características de cada grupo en particular, es necesario repasar en algunas variables que comparten los estudiantes por pertenecer a las nuevas generaciones escolares; es decir, a aquellos nacidos en la era tecnológica o en la sociedad de la información. A diferencia de los que correspondían a la era Gütenberg, la de la letra impresa, estos estudiantes se caracterizan por lo que se ha denominado una mente virtual. La institución educativa y los docentes no pueden desconocer las nuevas formas de leer e interpretar el mundo con las que los estudiantes actuales abordan los contenidos y las tareas escolares. Caries Monereo identifica y explica algunas características de este nuevo grupo:
- Manejan una variedad de recursos para obtener información: páginas webs, discos rígidos, teléfonos celulares, comunidades virtuales, etcétera.
- Utilizan y decodifican diferentes tipos de lenguaje que, además, no se presentan secuencialmente, sino en forma simultánea, como animaciones, fotografías, gráficos, textos, hipertextos.
- Crean nuevas producciones a partir de partes de otros productos.
- Respecto del conocimiento, son relativistas por excelencia; por un lado, porque la web se actualiza permanentemente, y por el otro, porque toda información es considerada válida.
Si bien la variedad de artefactos y el manejo divergente de una multiplicidad de datos constituyen aspectos propicios para el aprendizaje, es necesario prestar atención a situaciones que pueden resultar perjudiciales. En ese sentido, la institución educativa resulta de gran ayuda para optimizar el uso de estos instrumentos y neutralizar sus debilidades. Pensar en los estudiantes determinados y en su contexto generacional implica también tener en cuenta sus estructuras cognitivas. Al respecto, otra idea muy difundida en los ambientes escolares es el hecho de que se aprende relacionando conocimientos nuevos con conocimientos previos; y de este modo, se construye el aprendizaje significativo. El conocimiento del aprendizaje significativo es elaborada por David Ausubel. Aprender significa, para este autor, 'construir sentido respecto de un objeto, de un procedimiento, de un evento', etc. Para que esto suceda, se requieren dos condiciones:
- Las nuevas ideas se deben relacionar con algún aspecto existente y específicamente relevante de la estructura cognoscitiva del estudiante.
- El estudiante se debe comprometer con su aprendizaje, es decir, debe estar dispuesto a relacionar significativamente, y no ritualmente, el material que aprende.
Pero ¿Qué sucede cuando los estudiantes no disponen de conocimientos previos para anclar un nuevo aprendizaje? Primero, el docente debe explorar si los conocimientos previos necesarios no están presentes, o si no los detectamos. Para detectar conocimientos previos, que muchas veces están en estado de teorías implícitas, conocimiento tácito y por lo tanto, en estado inconsciente para su portador, es necesario generar actividades que permitan su explicitación y descubrimiento, es necesario sacarlos a la luz. Pero a veces, también es posible comenzar de lo que los estudiantes son capaces de imaginar. Y en esta idea, se fundamenta la creación de recursos, como los organizadores avanzados que propone Ausubel y las imágenes mentales que propone David Perkins, como el uso de metáforas, analogías y ficciones que pueden servir de base para la construcción de conocimiento en un campo disciplinar o de saberes, hasta ese momento, extraños y lejanos para los estudiantes. Una analogía se define como una comparación entre dos dominios o sistemas diferentes que poseen un conjunto de relaciones similares entre los elementos que los componen. Su objetivo primordial en la enseñanza es explicar temas nuevos y compararlos con temas que nos resultan familiares y que, a su vez, resultan difíciles de conceptualizar en sus propios términos.
Kieran Egan subrayó al respecto un interesante artículo cuyo título da cuenta de algunos de los supuestos con los que trabajamos al diseñar la enseñanza: "¿Empezar desde lo que el estudiante sabe o desde lo que el estudiante puede imaginar?'. En ese artículo, el autor sugiere tomar seriamente la imaginación en términos de una habilidad para pensar acerca de posibilidades, de nuevos escenarios, de otras formas de hacer, y no sólo considerar el punto de partida en el cual el estudiante se encuentra.
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