En la educación es muy frecuente encontrar casos de estudiantes sin déficit atencionales ni problemas perceptivos, con conocimientos o base de partida apropiados, con una capacidad memorística normal, con una capacidad intelectual ordenada, sin problemas afectivos que interfieran su actividad, de clase social media o incluso alta, en definitiva, un estudiante con todo a su favor para florecer en el sistema educativo y que sin embargo, y sin ser aplicable a las características descritas anteriormente, ellos tienen bajo rendimiento y el consiguiente fracaso escolar.
En la actualidad, es muy común oír las quejas de los padres y de los docentes sobre el escaso interés con que éstos se enfrentan a las actividades escolares plasmado en el famoso "Él Puede, pero no quiere, no tiene interés", dando a deducir que se trata de un problema motivacional. Esto implícita a esta forma de pensar, existe la consideración de que tal conducta es función de dos factores: el poder y el querer.
La motivación representa junto con la emoción la parte no cognitiva (oréctica, irracional, cálida) de la mente humana. Etimológicamente la palabra motivación procede del latín moveo, movere, movi, motum (lo que mueve o tiene la virtud para mover) y está interesada en conocer el porqué de la conducta. Es la necesidad o el deseo que dirige y energiza la conducta hacia una meta. En esta definición está sobrentendida la consideración en tal proceso psicológico básico de dos componentes principales: los direccionales y los energizadores de la conducta dirigida a meta.
Una característica de la motivación que hay en la base de la conducta de una persona es que no es visible directamente, de ahí que se infiera de la ejecución (conducta observable), o para "ver" la motivación se recurra a tesis (cuestionarios, auto-informes y pruebas proyectivas). Además, la motivación puede estar autorregulada o regulada por el ambiente. Finalmente, dado el carácter de sistema de la mente humana, la motivación está relacionada con los demás procesos psicológicos básicos, si algo genera emociones agradables se produce una fuerza que atrae hacia ese algo, y lo contrario si la emoción que genera ese algo es desagradable. Si algo atrae mucho se atiende preferentemente, se memoriza y aprende mejor y se piensa y habla más tiempo sobre ello.
En la actualidad, es muy común oír las quejas de los padres y de los docentes sobre el escaso interés con que éstos se enfrentan a las actividades escolares plasmado en el famoso "Él Puede, pero no quiere, no tiene interés", dando a deducir que se trata de un problema motivacional. Esto implícita a esta forma de pensar, existe la consideración de que tal conducta es función de dos factores: el poder y el querer.
La motivación representa junto con la emoción la parte no cognitiva (oréctica, irracional, cálida) de la mente humana. Etimológicamente la palabra motivación procede del latín moveo, movere, movi, motum (lo que mueve o tiene la virtud para mover) y está interesada en conocer el porqué de la conducta. Es la necesidad o el deseo que dirige y energiza la conducta hacia una meta. En esta definición está sobrentendida la consideración en tal proceso psicológico básico de dos componentes principales: los direccionales y los energizadores de la conducta dirigida a meta.
Una característica de la motivación que hay en la base de la conducta de una persona es que no es visible directamente, de ahí que se infiera de la ejecución (conducta observable), o para "ver" la motivación se recurra a tesis (cuestionarios, auto-informes y pruebas proyectivas). Además, la motivación puede estar autorregulada o regulada por el ambiente. Finalmente, dado el carácter de sistema de la mente humana, la motivación está relacionada con los demás procesos psicológicos básicos, si algo genera emociones agradables se produce una fuerza que atrae hacia ese algo, y lo contrario si la emoción que genera ese algo es desagradable. Si algo atrae mucho se atiende preferentemente, se memoriza y aprende mejor y se piensa y habla más tiempo sobre ello.
Una viable clasificación de los motivos los engloba en dos grandes categorías: motivos primarios y motivos secundarios. Los motivos primarios son innatos o no aprendidos, mientras que los secundarios son motivos adquiridos o aprendidos y se les conoce también como motivos sociales. Están determinados por el medio ambiente y por la cultura que prevalece en este medio, y también la interacción que los sujetos establecen con los miembros del grupo al cual pertenecen. A diferencia de los motivos primarios, los motivos sociales no tienen como objetivo satisfacer una necesidad fisiológica. Son motivos sociales el logro, la afiliación y el poder.
El primero se define como el deseo de una persona de alcanzar altos estándares de ejecución en aquellas actividades o empresas en que se implique, bien sea en relación a otras personas o en relación a sí mismo. Puesto en relación con el consumo responsable, tras la conducta de reciclaje puede estar ya no tanto la búsqueda de premios o castigos, ni siquiera la comparación de hacer las cosas mejor que otros, sino el verse a sí mismo como dominando la regla de las 3 R: reducir, reutilizar, reciclar. Además, los motivos sociales pueden ejercer una gran influencia y control sobre los motivos primarios.
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